Primer Lugar
En el polvoriento Antofagasta de 1905, el nombre de Frank Boyd era sinónimo de sangre derramada. La prensa local lo presumió autor del asesinato de un policía. Fue apresado, se confesó culpable. Él era de Pensilvania y tenía un apodo, Sundance Kid. Sus días de aventura y atraco habían terminado, al menos por un tiempo. Buck y Meadows, investigadores privados, descubrieron que la noche del homicidio, Boyd estaba en el restaurante Universo, con personas de rudos modales. Quizás el encuentro fue simplemente una desgracia producto del licor, como Boyd afirmó, pero la justicia había hablado y ahora enfrentaría las consecuencias.
Javier Muñoz Carrazana, 47 años
Antofagasta