Mención Honrosa
Recuerdo cuando tenía 8 años y mi papá me llevó a conocer el cementerio de mascotas en Quebrada Coloso. Estaba muy frío y oscuro, mi padre me abrigó con una frazada y nos acercamos a ver a nuestro difunto gato. En ese instante se escuchó un ruido y todo fue muy rápido, una pequeña sombra del tamaño de un perro corrió despavorida y se perdió en el horizonte. Mi padre me dijo que era sólo un perro callejero, pero a mí no me engaña. Esa fue la primera vez que vi a un muerto levantarse de su tumba.
Javier Escudero, 25 años
Antofagasta