Premio al Talento Joven
Llevo tiempo pensando en cómo llegaron los arácnidos que decidieron hospedarse en un rincón de mi pieza, en el techo del living o detrás de algún cable, como si hubiese contratado sus servicios eléctricos. Quizá atravesaron un montón de calles esquivando autos y pisadas antes de instalarse en nuestros hogares y darnos uno que otro susto de bíblicas proporciones. Las más afortunadas, de seguro llegaron en equipajes; pero las más desdichadas, las primeras arañas en llegar a Antofagasta, ¿habrán caminado por todo el desierto?
Bruno Baeza Quiroga, 18 años
Antofagasta